Descripción
El vocablo genocidio fue creado en 1944, tomando como raíz el término griego genos tribu, familia, o raza y el latino cidere matar. Las tremendas realidades que el concepto invoca no son nuevas en la historia de la humanidad, pero en el siglo pasado tuvieron crueles y extendidas manifestaciones. Tantas fueron que en 1946, finalizada la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de Naciones Unidas a través de una resolución declaró al genocidio como delito de derecho internacional, y en 1948 adoptó la Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio, que entró en vigor en 1951. Quedó así configurado un crimen internacional, cuya prevención y persecución penal fue atribuida a los Estados. El establecimiento de la figura criminal no fue óbice para que en diversos sitios del mundo se continuaran realizando acciones con el objeto de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. La comunidad internacional tomó cartas en muchas de esas ocasiones a veces con excesivo retraso a través de diversos foros; en 1998 el genocidio fue incluido en el Estatuto de la Corte Penal Internacional como uno de los crímenes de su competencia, lo que otorga mayores garantías de la persecución y castigo de sus ejecutores, cómplices e instigadores.